Situada entre el mar y la montaña, Noja se ubica en un enclave natural de gran riqueza por lo que el 75% de su territorio está protegido medioambientalmente: playas, acantilados, marismas, bosques que llegan hasta el mar…. Por ello, en la actualidad posee diversos distintivos y certificaciones de calidad que hacen de este municipio un destino turístico de primer orden, donde se funden la tranquilidad de la naturaleza con los múltiples atractivos que ofrece la villa durante todo el año.
Un poco de Historia
El origen de la villa se asienta alrededor de un monasterio de la Alta Edad Media que se situaba donde hoy encontramos la iglesia parroquial de San Pedro. La primera documentación que existe data del año 927. La vida de entonces se basaba en la agricultura, ganadería y pesca de bajura.
Ya en la Edad Moderna, Noja perteneció a la Junta de Siete Villas, una de las cinco juntas que componían la Merindad de Trasmiera. Al recibir el título de Villa, otorgado por Felipe IV, obtuvo la independencia de dicha Junta por lo que pudo nombrar sus propios alcaldes.
Noja llevó una vida tranquila, consecuente con su carácter de pequeña villa, sin embargo sus familias tradicionales, de las cuales queda constancia en las diferentes casonas y palacios que aún quedan en pie, dieron muy ilustres figuras que hicieron páginas de la historia en una proporción verdaderamente sorprendente. Actualmente estas casonas constituyen parte de su atractivo como destino turístico.