La Ijanas de Aras
Las anjanas son hadas buenas que habitan los bosques de Cantabria. Las ijanas de Voto también lo son, pero más particulares. Son golosas y glotonas. También son especialmente pícaras y les encanta hacer travesuras. Unas veces ocultan las cos as, otras, mueven los carros y cuando entran en las casas gozan revolviendo todos los armarios. Unas llevan capa negra y otras andan semidesnudas. Todas tienen un pecho muy grande que se echan sobre el hombro derecho y les cuelga por la espalda, mientras que largos cabellos rubios les cubren el cuerpo.
Los Duendes de Secadura
Los vecinos habían acordado hacer la iglesia del pueblo, una buena iglesia, y después de mucho discutir decidieron que el lugar más adecuado era El Otero. Hombres y mujeres participaron en el acarreo de los materiales necesarios, todo estaba preparado para el inicio de las obras cuando, a la mañana siguiente, los materiales aparecieron en el lugar en el que ahora se encuentra la iglesia. Pensaron que se trataba de una broma, algo que habían hecho los mozos del pueblo o los de los alrededores. Armados de paciencia volvieron el material a su sitio y de nuevo ocurrió lo mismo. La polémica iba creciendo y algunos se enfadaron mucho. Pasaron varios días hasta que decidieron trasladar otra vez los materiales al Otero. Varios vecinos quedaron en vela durante la noche y, ocultos tras los matorrales, esperaron para pillar a los causantes de aquellos hechos. Bien avanzada la noche aparecieron unos duendes, parecían hombrecillos con la tez muy oscura, que se afanaron enseguida en cargarlo todo en un carro tirado por dos bueyes. Asombrados por lo que habían visto, los hombres se retiraron entre la maleza y sin hacer ruido corrieron hasta sus casas. Al día siguiente contaron lo que habían visto y el alcalde llamó a concejo. Entonces decidieron dejar las cosas como estaban y edificar la iglesia en el lugar que ahora se encuentra.